El conocido desarrollador sueco Nicklas Nygren, cuyos trabajos experimentales resultan cuanto menos curiosos y originales, junto con Triple Topping, lanzó recientemente Ynglet como sorpresa del evento Guerrilla Collective. Ynglet es un juego de plataformas meditativo con gráficos dibujados a mano tan sencillos como vistosos que llevan a la relajación y una banda sonora que reacciona a todo lo que sucede en pantalla y viceversa. Un título que nos invita a avanzar por sus diferentes niveles “flotando” para alcanzar nuestro objetivo.
Su historia es muy simple, donde una familia de una especie de microorganismos se separa tras el impacto de un meteorito que, a su vez, da forma a una ciudad en la que quedan repartidos por zonas. Nuestro objetivo es intentar encontrar a cada uno de sus miembros para recuperar la tranquilidad. No esperéis nada demasiado especial en este sentido u original, siendo más bien un motivo para iniciar nuestro viaje.
Las mecánicas de Ynglet resultan tan sencillas como satisfactorias, manejando a algo parecido a una medusa espacial que se desplaza flotando entre burbujas de diferentes formas, siendo nuestra misión ir de unas a otras hasta encontrar a nuestro pariente para poder abandonar el nivel. Suena fácil, y os mentiríamos si dijéramos que no lo es, pero los puzles en forma de plataformas poco a poco van añadiendo nuevas propiedades que hacen que sea muy llamativo y entretenido.
Con un planteamiento en 2D, los controles permiten desplazarnos en cualquier dirección, “saltar” desde una plataforma a otra al salir de una burbuja o incluso realizar un impulso para alcanzar lugares más alejados. Pero no es tan sencillo como suena, ya que las plataformas tienen diferentes propiedades a estudiar para poder avanzar, encontrando algunas que estallan tras recargarse, otras que con el tiempo desaparecen o las que cambian su estado al utilizar el impulso, entre otras. También hay raíles por los que subir para viajar a toda velocidad y la posibilidad de transformar ciertos lugares en puntos de control tras detener los movimientos de la criatura.
No podemos olvidar que cada vez que nos encontramos flotando solo podemos utilizar un impulso que se recargará tras volver a una burbuja o bien al utilizar las diferentes barreras. En caso de que falléis, lo más normal es que caigáis al vacío y tengáis que empezar desde el último punto de control que hayáis creado.
Pero lo que más juego da son unas barreras rojas y azules en las que podemos rebotar. Éstas cuentan con propiedades únicas, siendo las rojas zonas de impacto cuando el medidor de nuestro impulso las alcanza y las azules funcionando cuando chocamos normalmente contra ellas. En caso de utilizar el impulso en las azules las atravesaremos, sucediendo lo mismo en las rojas cuando no lo usamos. Hay veces en las que estas barreras incluso funcionan como interruptores, siendo algo que han sabido aprovechar muy bien para ofrecer puzles interesantes y divertidos de resolver.
Algunos de estos niveles tiene a una criatura a recoger, así como diversos coleccionables escondidos por sus escenarios. Para que sea más sencillo encontrarlos, siempre tendréis alguna señal que marca la localización de estos extras y normalmente algún puzle para desbloquearlos, como tener que coger cierta cantidad de objetos antes de caer en una burbuja. No son complicados y tras un par de intentos serán vuestros.
Para llegar a estos niveles contamos con una ciudad que funciona como menú principal, apareciendo aquí las fases según las vamos desbloqueando e indicándose en todo momento lo que nos falta de cada lugar. En este sitio también encontraréis algunos niveles cortos que sirven como tutorial para presentar más mecánicas a lo largo del desarrollo.
Lo malo de todo esto es que la diversión se acaba pronto por su escasa duración, ya que podéis completar la aventura al 100% en unas 2 o 3 horas. Sí, hay diferentes opciones de dificultad y ciertos ajustes disponibles que varían el desafío, pero nada demasiado relevante. También encontraréis cuatro niveles extra más difíciles que los de la campaña y que requieren haber dominado antes ciertas habilidades, por lo que recomendamos visitarlos tras completarla. Aún así no esperéis nada demasiado jugoso. Al menos se agradece que sea de esos juegos relajantes a los que apetece volver pasado un tiempo.
El apartado gráfico ha sido dibujado a mano y cuenta con un estilo minimalista que le sienta realmente bien, con efectos muy cuidados y que reaccionan a la música. Para que la ambientación gane muchos puntos, se utilizan paletas de colores muy vivas, adornos y ciertas criaturas que deambulan por los escenarios con las que no podemos interactuar. Como no podía ser menos, funciona con mucha fluidez.
En el sonoro tenemos melodías muy buenas y relajantes que se adaptan a nuestras acciones, estando en este sentido cuidado al detalle. Los efectos también están a un gran nivel, mientras que los escasos textos nos llegan en varios idiomas, entre ellos el español con alguna que otra errata.
Como conclusión, Ynglet es un título que, dentro de la simpleza de sus mecánicas, sabe como ofrecer diversión a través de puzles plataformeros muy bien planteados y un estilo artístico minimalista pero llamativo con el que captará vuestra atención. Si a ello le sumamos una banda sonora adaptativa bastante buena, tenemos un producto muy completo. Como única pega diremos que su duración es muy corta, aunque se lanza a un precio muy reducido que le añade más atractivo.
Aquellos que busquen relajarse superando zonas de plataformas con rompecabezas bien planteados, encontrarán en Ynglet un producto muy original que os encandilará por su cuidado apartado audiovisual.