SEGA nos trae Sonic Colours: Ultimate, una remasterización que ha sido desarrollada por Blind Squirrel Entertainment y ya se encuentra disponible para PlayStation 4, Xbox One, Nintendo Switch y PC, con lanzamiento en formato físico para consolas por parte de Koch Media. Para aquellos que no lo conozcan, Sonic Colours se lanzó originalmente para Wii en 2010, siendo un juego de plataformas en 3D con tramos que se desarrollan lateralmente y con la posibilidad de transformar a Sonic con la ayuda de los wisps para ampliar sus opciones de exploración. Esta nueva versión cuenta con gráficos mejorados, nuevas funciones, un nuevo modo de juego y una jugabilidad renovada, entre otros extras que podréis descubrir en nuestro análisis.
Su historia nos lleva hasta un gigantesco parque de atracciones interestelar lleno de atracciones increíbles construido por el Dr.Eggman. Todo parecía normal hasta que Sonic y Tails descubren que el malvado doctor está utilizando a unos seres extraterrestres llamados wisps que mantiene cautivos para hacerlo funcionar. Ahora, con la ayuda de la velocidad de Sonic, debemos enfrentarnos a montones de enemigos y superar obstáculos a través de seis mundos para liberar a los wisps mientras descubrimos sus asombrosos poderes.
Como es habitual, se trata de una trama sencilla y accesible en la que destacan los continuos chascarrillos de los protagonistas, siendo un placer viajar por el parque mientras escuchamos los comentarios del Dr. Eggman. Se agradece también que el juego nos llegue doblado al castellano para evitar tener que leer subtítulos mientras nos desplazamos a gran velocidad. Eso sí, uno de los mayores fallos que hemos encontrado es que las escenas que narran los momentos más interesantes del juego no han sido rehechas para la ocasión, haciendo que se vean un tanto borrosas y con texturas poco detalladas.
En las mecánicas de Sonic Colours: Ultimate tenemos dos secciones bien diferenciadas: las que nos permiten desplazamos en cualquier dirección como un plataformas 3D y otras que se desarrollan lateralmente. Es algo que da mucho juego, ya que en una nos movernos a toda velocidad esquivando obstáculos, derribando enemigos y recogiendo todo lo que podemos, y la otra se centra más en el plataformeo y la exploración, con un ritmo mucho más pausado.
Su sistema de control se basa en correr, saltar y utilizar un impulso que nos guía hasta los objetivos marcados, aunque también contamos con la supervelocidad de Sonic, la cual podemos activar gastando parte de un medidor que se rellena acabando con ciertos enemigos o al rescatar a los wisps. Y hablando de los wisps, estos son de nueve tipos diferentes y, más allá de los normales, nos permiten transformarnos temporalmente para ampliar las opciones de exploración y mejorar nuestros tiempos a la hora de completar un nivel. Para la ocasión encontraréis uno con el que Sonic se transforma en una aterradora criatura que devora todo a su paso y va ganando tamaño.
Aunque en general es una buena mezcla entre acción, exploración y plataformeo, hemos de decir que el manejo de Sonic no es todo lo preciso que nos gustaría en Sonic Colours: Ultimate, sobre todo al desplazarnos a gran velocidad o en los momentos con saltos delicados. Por suerte no es un juego demasiado complicado y hay novedades que hacen que sea más accesible, como medallas de Tails para que nuestro compañero nos recoja si caemos al vacío o una invencibilidad temporal al conseguir cien anillos.
Toda la diversión se consigue por tener unos niveles bien diseñados con varias rutas a explorar y montones de secretos ocultos en ellos. No son demasiado extensos y al final de cada uno se nos otorga un ranking dependiendo de lo que tardemos en completarlos o los anillos conseguidos, entre otros. Además, al final de cada mundo nos espera un jefe a superar, aunque nos han parecido demasiado sencillos de derrotar.
En cada una de estas fases encontraréis hasta cinco anillos rojos a conseguir que normalmente están bastante bien ocultos. Gracias a ellos desbloqueamos niveles para un simulador donde, además de poder jugar contra amigos, podemos obtener esmeraldas y desbloquear a Super Sonic cuando las conseguimos todas. Otra de las novedades la tenemos en unos Duelos contra Metal Sonic que se desbloquean al cumplir una serie de requisitos en cada mundo y que, al ganarlos, nos otorgan ciertos premios en la tienda.
La tienda es otro de los nuevos añadidos, donde podemos comprar objetos de personalización a cambio de unas monedas que conseguimos a lo largo del juego, pudiendo modificar así aspectos como los guantes, los zapatos, auras, turbos e iconos. No son demasiado espectaculares, pero alargan la vida del juego. Junto a ella tenemos la posibilidad de escuchar la música y ver las escenas que hayamos desbloqueado al cumplir una serie de requisitos.
En total, la duración de la campaña da para unas cinco horas, pero a esto hay que sumarle la gran rejugabilidad que ofrece por intentar descubrir todos sus secretos y comprar los objetos de la tienda. Tenemos seis mundos a nuestra disposición, con 180 anillos rojos a conseguir en su conjunto, más los desafíos del simulador y las carreras contra Metal Sonic. Puede parecer poco, pero hay muchas horas de juego por delante.
El apartado gráfico, más allá de las escenas, ha mejorado notablemente tanto en los modelados de los personajes como en los escenarios, con una resolución de hasta 4K y 60 fotogramas por segundo muy estables en las nuevas consolas. Esto también se nota en algunas texturas y una iluminación más realista, que le aporta frescura y mucha vistosidad cuando nos desplazamos a toda velocidad por unos bellos escenarios que destacan por su cuidada dirección artística.
En el sonoro encontramos una gran banda sonora que cuenta con ciertos arreglos para los temas que hacen que suenen mejor que nunca. Los efectos están muy cuidados, pero lo mejor es que esta versión incluye un doblaje en castellano, con un genial trabajo realizado por parte de los actores para darles vida a los personajes.
Como conclusión, Sonic Colours: Ultimate ha sabido añadir los ajustes y novedades necesarias como para que el juego se adapte perfectamente a los tiempos que corren, ofreciendo toda la diversión que ya tenía el título original y montones de secretos por descubrir. Una estupenda mezcla de secciones de velocidad, plataformas y exploración que lo convierten en uno de los mejores juegos tridimensionales de la saga. Echamos en falta un poco más de precisión en los controles y los retoques en las escenas, pero por lo demás nos ha gustado mucho.
Un juego que hará las delicias de los aficionados del erizo de SEGA y de los plataformas por igual, sobre todo si no pudisteis probar el original en su momento.