La editorial independiente española Blitworks y la desarrolladora Ansdor nos llevan hasta la era dorada de los juegos de carreras arcade con un título que conserva toda la diversión de antaño y su estilo retro pero mejorado con algunas opciones actuales, Slipstream. Ya disponible para PlayStation 5, PlayStation 4, Xbox Series X|S, Xbox One, Nintendo Switch y PC, descubre con nuestro análisis las principales características de este adictivo título arcade y su expansión gratuita “blue hour”.
Lo primero que queremos comentar es que se trata de un juego muy accesible, donde en sus mecánicas solo tenemos que acelerar, frenar o utilizar el derrape para tomar las curvas más cerradas, así como activar el Slipstream (una especie de rebufo) para ir ganando velocidad, superar a nuestros rivales y los diferentes cronos. Suena sencillo, pero nada más lejos de la realidad, ya que los oponentes son muy rápidos y el tiempo siempre aprieta. Además, al chocar contra obstáculos o el tráfico perdemos mucha velocidad. Por suerte también contamos con una opción para retroceder ligeramente en el tiempo, si bien no está disponible en todo momento.
Como ayuda, Slipstream cuenta con muchas opciones de accesibilidad para que cualquier tipo de jugador pueda disfrutarlo. A los tres niveles de dificultad disponibles (ligero, medio y pesado) hay que sumarle la posibilidad de reducir la velocidad del juego hasta un 50% para que sea más fácil reaccionar a las curvas y al tráfico, además de poder desactivar algunos efectos visuales para que todo resulte mucho más claro.
Aunque más allá de su sistema de control, lo que más nos ha gustado es la gran variedad de modos de juego disponibles, que hacen que la experiencia se sienta muy diferente según el elegido. Grand Tour nos lleva a viajar a través de cinco fases, en las que toca vencer a rivales mientras superamos los tiempos para seguir avanzando, con caminos que se ramifican y nos llevan hasta distintas localizaciones según nuestra elección.
Carrera única es un modo en el que participamos en una carrera simple con configuraciones personalizables. Por otro lado, Grand premio es un campeonato que se compone de cinco carreras, en el que se nos puntúa por temporada y podemos mejorar nuestro vehículo invirtiendo el dinero ganado. Junto a ellos está Cannonball, con carreras de estilo rally a través de fases conectadas y con muchas opciones de personalización disponibles.
Como no podía ser menos, también tenemos un modo Contrarreloj en el que nos toca correr en solitario para superar nuestros mejores cronos en tres vueltas. Por último, pero no por ello menos importante, está la modalidad Battle Royale, una especie de carrera de resistencia en la que se va eliminando al piloto en última posición de cada nivel aleatorio.
Además de todos estos modos para jugar en solitario, también están la mayoría disponibles en el modo multijugador, siendo las únicas excepciones, como es lógico, el modo Grand Tour y el Contrarreloj. Estas modalidades solo pueden jugarse de manera local, en las que pueden participar hasta cuatro jugadores a pantalla dividida.
En total contamos con ocho vehículos a controlar (Lynx, Aurora, Type23, Epsilon, Arashi, Wildfire, Spectre y Wellenreiter), con tres de ellos llegados de la expansión blue hour y todos inspirados en modelos clásicos de los 80 y los 90. Estos se diferencian por su velocidad máxima, aceleración y manejo, por lo que podréis elegir el que mejor se adapte a vuestro estilo de conducción. Además, dependiendo de la prueba a la que os enfrentéis, os irán mejor unos que otros.
Otro aspecto que tampoco os decepcionará es la cantidad de circuitos disponibles. No solo cuentan con diferente ambientación y efectos, con algunos más realistas y otros realmente únicos, sino que son muy numerosos. Quizás podrían estar algo más detallados o con algunos elementos más en pantalla, pero aun con todo resultan llamativos y cuentan incluso con la posibilidad de jugarse en inversa.
Todo ello hace que sea un título muy duradero, con muchas modalidades a completar, la posibilidad de rejugarlos para batir nuestras puntuaciones y trofeos que nos invitan a superar los mayores retos. Además contamos con un Tutorial para aprender los conceptos básicos del juego, los cuales no os llevarán mucho tiempo dominar.
En cuanto al apartado gráfico, estamos ante un título de estilo retro que utiliza un pixel art combinado con algo de 3D muy llamativo y colorido, todo ello con algunos efectos de calidad que le aportan un toque más actual, como el de rebobinado, la iluminación, la lluvia o la niebla. Los vehículos están bien representados y sus animaciones cumplen, mientras que las localizaciones que visitamos están muy cuidadas y aportan diferentes estilos para evitar la sensación de repetición. Por si fuera poco, contamos con varios filtros para los nostálgicos, tales como el de pixel, CRT, NTSC o una combinación de algunos de ellos, así como menús que nos recuerdan a algunos juegos clásicos.
En el sonoro contamos con una buena selección de melodías que le aportan frenetismo a las carreras, siempre acompañadas de buenos efectos para los derrapes, choques o elementos climatológicos. No encontraréis voces a lo largo de la aventura, pero todos los textos que aparecen se encuentran en español.
Como conclusión, Slipstream es un título que atraerá a aquellos jugadores que disfrutaban de los clásicos arcade pixelados. Sus controles son muy sencillos para aportarle accesibilidad, aunque con los diferentes niveles de dificultad y la variedad de vehículos se consigue que haya un reto pensado para todos. Por si fuera poco, hay una gran cantidad de modalidades que, junto a la expansión gratuita blue hour, hacen que sea un juego muy duradero. Hay pequeños detalles mejorables, si bien no es nada demasiado destacable.
Los que busquen diversión arcade al estilo de los clásicos, encontrarán en Slipstream un título muy completo tanto para jugar en solitario como en compañía.