La desarrolladora ManaVoid y la distribuidora Skybound Games nos traen una colorida y animada aventura de puzles y plataformas con elementos de RPG que utiliza modelos en 2D al estilo de los dibujos clásicos para los personajes y escenarios tridimensionales, Rainbow Billy: The Curse of the Leviathan. Un viaje que podrá disfrutar toda la familia en el que se enseñan buenos valores y donde los combates se centran en la estrategia, pequeños minijuegos y diálogos entre los personajes, no siendo necesaria la violencia.
Su historia nos lleva hasta el mundo de la Imaginación, donde está a punto de comenzar una fiesta con el lanzamiento de unos cohetes que nuestro protagonista Billy ha recogido por todo el lugar. El ruido provocado por los mismos enfurece al Leviatán, quien aparece en escena para acabar con el color del mundo y vuelve a las personas seres desagradables y muy negativos. Antes de ser atrapado Billy consigue escapar, comenzando a partir de este momento un viaje en el que nos toca devolverle el color al mundo salvando a las diferentes criaturas que en él habitan.
Es una trama sencilla pero entretenida y bien narrada, donde se tratan temas como la amistad, el respeto o la empatía, entre otros, enseñando buenos valores a los más jóvenes sin tener que recurrir en ningún momento a la violencia. Además el juego hace uso de un lenguaje inclusivo que, si bien es un aspecto que no convencerá a todo el mundo, está muy bien interpretado con textos en castellano.

Pasando a sus mecánicas, Rainbow Billy: The Curse of the Leviathan es una aventura en la que tenemos que viajar entre diferentes islas con nuestro barco para devolverle el color a cada lugar resolviendo puzles, superando zonas de plataformeo y enfrentándonos a diversas criaturas que después se unen a nuestra causa. El barco tiene un combustible que se va gastando poco a poco y se recarga al llegar a las islas que ya tienen color, lo que nos impide avanzar más de la cuenta y, en ocasiones, alcanzar algún que otro lugar secreto.
Cuando desembarcamos manejamos a Billy, el cual puede desplazarse en cualquier dirección e interactuar con determinados objetos. Al principio lo único que podemos hacer es saltar, rodar y hablar con los personajes, pero al conseguir la caña Rodrigo estas posibilidades se ven ampliadas según avanzamos en la aventura y abren nuevas opciones para explorar los escenarios y así descubrir todos sus secretos y criaturas.

Al encontrarse con estas criaturas comienzan los enfrentamientos, donde tenemos que descubrir cuales son las inseguridades y problemas de nuestro rival escuchando atentamente lo que dicen y hablando con él. Si nos equivocamos perdemos un poco de barra de moral (que aquí funciona como nuestra vitalidad), mientras que si acertamos permite ver algunas de las figuras que después debemos usar para devolverle su color, aunque a veces podemos “salvarlo” solo conversando.
Para sacar dichas figuras necesitamos usar los diferentes tazos de los compañeros que hayamos conseguido con anterioridad, contando cada uno con hasta tres figuras y apareciendo ciertos tazos de manera aleatoria. Después tenemos un número limitado de movimientos para colocarlos en el terreno de juego e incluso podemos combinar sus figuras colocándolos unos tras otros y, cuando se agotan estos movimientos o así lo queremos, comienza un minijuego que debemos superar para lanzar las figuras al rival. Todo esto suena sencillo, y en realidad lo es, pero hay muchos elementos a tener en cuenta, como las habilidades de cada tazo, el terreno o los diferentes obstáculos que aparecen, siendo muy variados a lo largo de la aventura.

Comentar que cada criatura puede tener hasta tres figuras diferentes, estando la primera desbloqueada y aprendiendo las otras dos al subir de nivel usando los peces que pescamos desde el barco o dándoles regalos que satisfagan sus necesidades en el interior del mismo. Por otro lado, cuando alcanzan el segundo nivel aprenden habilidades únicas como recuperar parte de la moral de Billy cuando salen al terreno de juego o que aparezcan junto a algún compañero, junto a muchas otras. Además de todo esto, también hay criaturas llamadas pensamiento positivo para conseguir más movimientos, tazos por turno o decoración para nuestro barco al conseguir cierta cantidad, así como un vendedor al que comprarle peces o regalos a cambio del dinero que conseguimos.

Los escenarios de Rainbow Billy: The Curse of the Leviathan están muy bien diseñados para aprovechar todas las habilidades de Billy y su caña a la hora de explorar, ocultando montones de secretos y criaturas a las que solo podemos acceder cuando tengamos la habilidad necesaria o le hayamos devuelto el color a la zona. Aunque suelen ser bastante lineales, a veces cuentan con bifurcaciones o rincones ocultos que siempre es un placer descubrir, todo ello combinado con puzles sencillos pero que le aportan diversidad al desarrollo.
La duración de la aventura da para unas ocho horas que se verán ampliadas si queréis conseguir el 100% de las criaturas, los pensamientos positivos y otros secretos. En total hay tres grandes zonas llenas de islas a explorar, cada una con su propio bioma y compañeros a reclutar que nos invitan a investigar a fondo, esperándonos al final de ellas un poderoso jefe que es algo más complicado de derrotar.

El apartado gráfico utiliza una mezcla de personajes en 2D de estilo cartoon muy similar a los dibujos clásicos de Disney y escenarios tridimensionales, aunque estos últimos no están al nivel de los personajes. En general resulta vistoso y muy colorido, con muchas opciones de accesibilidad para que pueda ser disfrutado por cualquiera y escenas que os sacarán más de una sonrisa. No está exento de fallos como algunos problemas de colisión o ciertos momentos con la cámara, especialmente al viajar en el barco, pero en general nos ha gustado.
La banda sonora sigue el estilo marcado por el juego, con algunas melodías simpáticas que suelen quedar en un segundo plano para dar lugar a la ambientación y los logrados efectos. Los personajes no tienen voz más allá de emitir pequeños ruidos, apareciendo los textos localizados al castellano en bocadillos.

En definitiva, Rainbow Billy: The Curse of the Leviathan es un viaje entretenido y para toda la familia que sabrá dejar buenos valores entre los jugadores y donde todo tiene sentido en el conjunto del juego, incluidos unos combates basados en la empatía o la aceptación. Además, el vistoso y colorido apartado audiovisual hará que los más jóvenes pronto queden encandilados por su belleza. Como lado negativo tenemos una dificultad algo baja para los jugadores más experimentados y una cámara que a veces da ciertos problemas.
Los que busquen un título diferente y educativo encontrarán en este juego un producto muy recomendable y perfecto para pasar el rato jugando en familia, con una duración bastante amplia y muchos secretos por descubrir.

