Vídeo análisis de Like a Dragon: Infinite Wealth

Ichiban y Kiryu se embarcan en una nueva aventura llena de acción por turnos y referencias a la saga con Like a Dragon: Infinite Wealth.

SEGA y Ryu Ga Gotoku Studio nos invitan a visitar una nueva localización para emprender una interesante y entretenida aventura en la reciente entrega de su aclamada saga de acción, que últimamente se ha pasado a los combates por turnos, Like a Dragon: Infinite Wealth. Ya disponible para PC, así como en consolas PlayStation y Xbox, con nuestro análisis podréis conocer los elementos más destacables de este divertido viaje.

Su historia, que se sitúa un tiempo después del anterior juego, se vuelve a centrar en Ichiban Kasuga, quien trabaja como autónomo ayudando a que antiguos miembros de la yakuza puedan redimirse encontrándoles trabajo y aconsejándoles para que lleven una vida normal. Pero un día, de manera inesperada, todo se tuerce por una trampa, haciendo que él y algunos de sus compañeros pierdan el trabajo. Sin saber qué hacer, pasan los días mientras recupera su antigua vida de héroe justiciero junto con sus compañeros. Lo que no esperaba era descubrir que, al parecer, su madre sigue viva en alguna parte de Honolulu, Hawái, por lo que decide partir en su búsqueda. En este lugar cruzará su camino con Kiryu, quien busca a la misma mujer pero por diferentes motivos (los cuales se nos cuentan en Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name), comenzando a partir de este momento un viaje lleno de traiciones, amistad y muchas sorpresas argumentales.

La trama de Like a Dragon: Infinite Wealth es muy interesante y nos permite conocer mejor a cada uno de los personajes del juego y sus pasados. Su ritmo está bien medido, con unos protagonistas cuyas personalidades están muy trabajadas, giros en el argumento, momentos para el drama, el humor y, por supuesto, muchísimos momentos de acción, con algunas dosis de nostalgia para aquellos que sigan la franquicia y sean aficionados de SEGA. Además, al situarse en una nueva región donde la cultura es muy diferente a la japonesa, tendrán que enfrentarse a nuevos peligros y desafíos desconocidos. Como única pega diremos que a veces la historia tarda en arrancar y puede difuminarse un poco debido a la gran cantidad de tareas opcionales a realizar, pero no es algo demasiado grave.

En cuanto a mecánicas, estamos de nuevo ante un RPG de acción con combates por turnos que basa los roles de los personajes en trabajos, con una enorme y nueva localización a explorar llena de tiendas, conversaciones, minijuegos y todo tipo de tareas secundarias disparatadas, tal y como nos tiene acostumbrados la franquicia. Su cantidad de contenidos puede llegar a abrumar, siendo algunos de sus “minijuegos” incluso más completos que otros títulos lanzados al mercado.

Las batallas, más allá de las iniciadas por la historia, comienzan al acercarnos a los enemigos que vemos por las calles de Hawái, dividiendo estos su dificultad por colores (e incluso pudiendo automatizar las que podemos ganar con facilidad). Al entrar en contacto con ellos, la imaginación de Kasuga hará que todo parezca surrealista y le aporte un toque de fantasía. Aquí llevamos hasta un grupo de cuatro personajes, los cuales pueden atacar, defenderse, utilizar habilidades, objetos o huir, además de otros movimientos combinados al mejorar la afinidad entre ellos e incluso invocar todo tipo de personajes y criaturas (conocidos como Mercenarios) para que nos echen una mano en combate a cambio de dinero.

Cada personaje tiene sus propias características y movimientos, los cuales dependen a su vez del trabajo que tengan seleccionado. Los hay de todo tipo, todos basados en trabajos reales o aficiones, con lo que se consigue formar un grupo a nuestra medida o adaptado a las necesidades de la batalla a la que nos enfrentemos. Eso sí, antes os tocará desbloquearlos cumpliendo una serie de requisitos al avanzar en el juego o comprándolos. Como no podía ser menos, también hay todo tipo de afinidades elementales y efectos de estado a tener en cuenta, así como otras sorpresas que preferimos que descubráis vosotros mismos.

La mayor novedad en este sentido es que en nuestro turno podemos desplazarnos por una pequeña zona que limita nuestros movimientos. Puede parecer simple, pero le aporta mucha profundidad a los combates. Gracias a ello conseguimos coger objetos del escenario para atacar, sorprender a los enemigos por la espalda, lanzar a los rivales contra sus compañeros para que todos reciban daño o bien contra nuestro equipo para continuar el combo. Dependiendo de dónde estemos en ese momento, incluso podemos golpear a los rivales contra los muros, vehículos o lanzarlos al río, por poner algunos ejemplos. Comentar también que podemos reducir el daño recibido si llevamos un buen timing con el golpeo de los enemigos.

Como en todo juego de rol que se precie, al ganar combates conseguimos experiencia que aquí se divide en dos barras: la de personaje, que aumenta sus estadísticas al subir de nivel, y la de su trabajo, con la que aprender nuevos movimientos y también mejorar los parámetros. El equipamiento es igual de importante, con todo tipo de armas a comprar, crear y mejorar para cada personaje, sellos que se les pueden poner para darles nuevas propiedades, diferente ropa y accesorios únicos que os ayudarán en la aventura. Como opinión personal, nos hubiera gustado que el cambio de atuendo fuera visible, al igual que sí ocurre con las armas, si bien entendemos que es debido a la gran cantidad de atuendos que hay por los trabajos.

En Like a Dragon: Infinite Wealth se le da mucha importancia a los vínculos que formamos con nuestros compañeros, ya sean mediante conversaciones de la historia, comidas, regalos o incluso participando en minijuegos con ellos, por poner algunos ejemplos. Estos hacen que suban los medidores de pasión, confianza, carisma, amabilidad, intelecto o estilo, desbloqueando según subimos de nivel ayudas para los combates y más extras.

Aunque hay varias localizaciones, con algunas recicladas de anteriores juegos, Honolulu es la que se lleva todo el protagonismo por ser la novedad. Es un lugar gigantesco, en el que recorrer cada centímetro de la ciudad os llevará multitud de horas, con muchos rincones ocultos, minijuegos, tareas optativas, conversaciones, tiendas y grandes locales en los que podemos visitar su interior. Para que la exploración sea más satisfactoria y evitar horas de paseos a pie, podemos viajar en taxi, coger un trolebús (mientras hacemos fotos a algunas personas de dudoso comportamiento) e incluso una especie de patín eléctrico personalizable conocido como Street Surfer.

La duración de la campaña principal ya es bastante extensa de por sí, dividiéndose en 14 capítulos (con diferentes nombres de canciones) que pueden irse fácilmente por encima de las 50 horas, a lo que hay que sumar la ingente cantidad de contenidos secundarios. Tenemos, por ejemplo, algunas recreativas clásicas de SEGA a las que jugar, un karaoke en el que cantar, una aplicación con la que intentar tener citas o partidas de dardos.

Pero también hay otros que bien podrían tener su propio juego, como es el caso de los Sujimon, una especie de juego de Pokémon en el que irnos haciendo con personajes, mejorarlos, evolucionarlos y combatir contra otros entrenadores para participar en ligas; por otra parte un modo roguelike en el que nos adentramos en un edificio laberíntico, de dificultad ascendente y con diferentes recompensas a conseguir; o la Isla Dondoko, un lugar altamente personalizable que recuerda a títulos como Animal Crossing. Como veis, podéis quedar atrapados aquí infinidad de horas, por lo que hay mucha diversión tras la historia principal. En el lado negativo diremos que la nueva partida + se ha quedado como exclusiva de algunas versiones del juego.

El apartado gráfico vuelve a hacer uso del motor gráfico Dragon Engine y no notaréis demasiados cambios respecto a lo visto en las últimas entregas de la saga, aunque sí una ambientación muy distinta gracias al cambio de localización. Los personajes principales cuentan con un genial modelado, buenas animaciones y son muy expresivos, quedando los secundarios muy por detrás. Por su parte, los escenarios son amplios, cuentan con multitud de objetos interactivos, cambios entre el día y la noche e incluso alguna lluvia espontanea. No esperéis nada demasiado espectacular, pero cumple perfectamente para tratarse de un título intergeneracional.

En el sonoro tenemos una gran cantidad de melodías de todo tipo de géneros para adaptarse a las diferentes situaciones que vivimos en la aventura y efectos cuidados. El doblaje nos llega tanto en inglés como en japonés, con un buen trabajo en general por parte de ambos equipos, así como textos perfectamente localizados al español.

Like a Dragon: Infinite Wealth es, en definitiva, un título completísimo que disfrutaréis mucho gracias a su siempre sorprendente historia, el carisma de los personajes principales, unos combates tremendamente adictivos y llenos de posibilidades, la multitud de tareas optativas y al ser todo un homenaje a la franquicia y al mundo de SEGA en general. Quizás muchas veces la historia quede diluida entre tanta secundaria y el apartado técnico tenga detalles mejorables, si bien son problemas menores y fácilmente olvidables.

Ya seáis seguidores de la franquicia o no, Like a Dragon: Infinite Wealth es un juego que nadie debería perderse por todo lo que os hemos contado, ofreciendo Ichiban y Kiryu una aventura imprescindible a poco que os atraiga el género.

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