Análisis de Assassin’s Creed Valhalla

Forja una leyenda vikinga con Assassin’s Creed Valhalla, la nueva entrega de la saga que nos lleva hasta la mitología nórdica para contarnos la historia de Eivor.

Assassin’s Creed Valhalla es una aventura cargada de acción con tintes de RPG que se desarrolla en un gran mundo abierto, encontrando como siempre montones de misiones y tareas a realizar. Con un desarrollo liderado por Ubisoft Monreal, esta nueva entrega sigue las pautas marcadas por Origins y Odyssey para llevarnos en esta ocasión hasta un mundo vikingo, puliendo elementos de las batallas y de su desarrollo para ofrecernos un viaje con una trama más guiada pero sin perder la libertad por la que siempre se ha caracterizado la saga.

Su historia nos lleva hasta Noruega en el siglo IX, donde Eivor, un joven vikingo, presencia la llegada del enemigo durante una fiesta y ve reducido su pueblo a cenizas, huyendo del lugar junto a su hermanastro tras la pérdida de gran parte de su familia. Ahora, tras elegir un sexo para nuestro protagonista, han pasado algunos años, por lo que ha crecido y tendrá que liderar a su clan mientras crea un nuevo asentamiento en Inglaterra donde vivir en paz, intentando formar alianzas que lo ayuden a afianzarse en la tierra más allá de utilizar sólo la fuerza bruta.

Este argumento cuenta con una mejor estructura al dividirse en diferentes arcos en los que tendremos que ganarnos a los aliados realizando diferentes tareas, aunque la narrativa y la trama en sí nos han parecido mejorables, encontrando incluso personajes que no siempre están igual de cuidados. Lo que sí nos ha gustado es su mitología nórdica y que intente regresar a los orígenes de la saga para recuperar la eterna batalla entre los Asesinos y los Templarios, aunque por momentos se sienta un tanto forzado. Como siempre, el juego nos llega con doblaje y textos en castellano, algo que siempre es de agradecer.

Sus mecánicas les serán familiares a aquellos que hayan jugado a las últimas entregas de la franquicia, pudiendo desplazarnos libremente por su mundo, correr, escalar de forma muy ágil por casi cualquier parte de los escenarios, utilizar el sigilo para ocultarnos en la hierba alta o tras ciertas estructuras para intentar sorprender a los rivales, atacar con movimientos ágiles y débiles o lentos y fuertes, usar el arco para atacar a distancia o bien activar la vista de Odín para destacar enemigos cercanos, objetivos y otros elementos de interés. En esta ocasión además se ha sustituido el águila por un cuervo cuya función es la misma, permitirnos examinar una zona antes de adentrarnos en ella, y volvemos a tener una especie de línea guía que nos indica los diferentes puntos de interés en la parte superior de la pantalla.

Para que todo sea más ágil, contamos con un menú radial en el que equiparnos la capucha, hacer pasar el tiempo meditando, llamar a una montura para recorrer largas distancias, activar una antorcha para alumbrar zonas oscuras, usar un cuerno para llamar a los nuestros o que nuestro bote venga a nosotros. Uno de los cambios más significativos lo encontraréis en la vitalidad, que ahora nos toca recuperarla utilizando diversos objetos y alimentos, no curándose el personaje solo tras el paso del tiempo. Por otro lado, también hay un medidor de resistencia para ciertas acciones más poderosas que limitan su uso temporalmente.

Esto hace que los combates, sin cambiar demasiado, resulten más interesantes tanto contra otros humanos como con la diferente fauna salvaje (de la cual encontraréis algunos ejemplares únicos a derrotar). El mayor fallo en este sentido es que la IA se siente un tanto torpe en comportamiento dentro y fuera de las batallas, pero al venir en grandes números y al enfrentarnos contra los jefes gana algo de dificultad. Esto hace que aunque el sigilo esté mejor implementado, volviendo la capucha, las distracciones y el poder ocultarnos entre las multitudes, muchas veces optemos por ir directos hacia los rivales sin pensarlo demasiado.

Al completar misiones, acabar con enemigos o realizar ciertas tareas recibimos experiencia con la que subir de nivel y ganar puntos de habilidad a invertir en un completo árbol de habilidades que se divide en tres ramas: Lobo (a distancia), Oso (cuerpo a cuero) y Cuervo (sigilo). Son muy completos y permiten aprender nuevos movimientos y mejorar características relacionadas con dichas categorías, pudiendo incluso reiniciarlo al completo en cualquier momento para probar otros estilos de juego que se adapten a nuestros gustos y preferencias. También podréis conseguir unas habilidades únicas conocidas como aptitudes encontrando unos libros escondidos por su mundo.

En cuanto a equipamiento, podemos llevar capas, armaduras, yelmos, brazales, botas y hasta tres tipos de armas, una para el ataque a distancia y otras dos para las diferentes manos, siempre pudiendo llevar un escudo en una de ellas y un arma en la otra, armas ligeras en cada mano o bien una pesada que ocupe las dos. No hay tantas piezas como en otras entregas, pero a cambio se pueden mejorar y equiparles runas que aumentan su poder de distintas formas. También podemos mejorar la capacidad de nuestro carcaj o de las raciones utilizando los materiales necesarios. Como curiosidad podemos ponernos todo tipo de tatuajes sobre el cuerpo, cambiar el peinado y las barbas, aunque no tienen ningún efecto en la jugabilidad.

Una de las mayores novedades la encontramos en el asentamiento, el cual veremos crecer utilizando los recursos que nos piden, para lo cual debemos saquear distintas localizaciones (algunas con puzles interesantes a resolver), asaltar campamentos o monasterios, apareciendo estos lugares marcados en el mapa tras visitar los puntos altos del mapa para sincronizarnos (lo que vienen a ser las antiguas atalayas). Son bastante llamativos, aunque aquí la torpeza de la IA se nota más por tener más presencia.

Las misiones principales, sin ser demasiado espectaculares, cumplen su cometido, mientras que las secundarias están mejor integradas en nuestro recorrido para que no sean tan pesadas de realizar. No todas son igual de divertidas, pero se agradece que ahora resulte más ameno. En algunas de estas misiones podemos además dar diferentes respuestas y, dependiendo de nuestro nivel de carisma, se desbloquean más opciones. Son muy útiles, sobre todo para evitar algunos conflictos innecesarios. Como es habitual, no faltan diversos minijuegos tales como un concurso de ver quien bebe más, dando grandes tragos a cierto ritmo mientras mantenemos el equilibrio, de pesca o el Orlog, un juego de dados en el que intentamos acabar con las fichas del rival, entre otros.

Todo esto no quiere decir que sea un juego más corto, al contrario, ya que la aventura puede darnos fácilmente más de cincuenta horas de duración, a lo que hay que sumarle las diferentes dificultades y la gran cantidad de secretos que esconde su mundo, el cual siempre nos invitan a seguir explorando. Al principio todo se siente novedoso, pero es cierto que con el paso de las horas puede volverse un tanto repetitivo en tareas.

Su apartado gráfico destaca una vez más por su estupenda ambientación, donde visitaréis escenarios muy variados cargados de detalles y con lugareños que se dedican a sus propias tareas, todo con efectos muy conseguidos que hacen que muchas veces nos quedemos embobados mirando la pantalla dejando pasar las horas. Eso sí, después hay personajes con modelados que no están nada mal pero cuyas animaciones han quedado un tanto desfasadas, notándose en este punto que es un juego intergeneracional. Pero lo peor de todo es la gran cantidad de bugs que hay a día de hoy, desde armas que desaparecen, animaciones extrañas que de vez en cuando tienen lugar o personajes que atraviesan muros. Se agradece al menos que en general funcione con fluidez, especialmente en las nuevas consolas, donde los tiempos de carga son muy breves y nos permiten hacer viajes rápidos casi instantáneos.

En el sonoro volvemos a encontrarnos con muchas melodías de gran calidad que ayudan a que esta ambientación gane muchos puntos, corriendo a cargo de viejos conocidos de la saga como Sarah Shachner y Jesper Kyd con la colaboración de Einar Selvik. Los efectos también están a un gran nivel, mientras que el doblaje en castellano cuenta con unas interpretaciones mejores que otras pero que, al igual que con el apartado técnico, tienen ciertos bugs que hacen que las voces se desincronicen.

Assassin’s Creed Valhalla es, en defintiva, lo que los seguidores de la franquicia esperan de él, un título con una nueva ambientación que enamora por sus paisajes, muchas tareas a realizar que aseguran multitud de horas de juego y unas mecánicas que resulta simples pero adictivas, con muchas posibildiades a la hora de afrontar una misma misión. Además, los asentamientos y el árbol de habilidades ofrecen varias opciones de personalización interesantes. En lo negativo diremos que innova poco respecto a lo visto en los últimos dos juegos, con una IA muy mejorable y algunas tareas que al cabo de unas horas pueden volverse muy repetitivas, todo sin olvidar la gran cantidad de bugs que encontramos en estos momentos.

Aún con sus problemas, sabemos que los aficionados quedarán encantados con esta nueva entrega, esperando ver lo que nos tiene que ofrecer la saga en las nuevas consolas con un título desarrollado exclusivamente para ellas.

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Intenta reunirte con tu personaje en SCHiM, un juego de puzles y plataformas en el que te moverás por las sombras.

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