La editorial Knights Peak y el estudio de desarrollo VEA Games nos traen un nuevo juego de plataformas que coge lo mejor de los clásicos del género y le añaden algunos aspectos actuales para llegar a todos los públicos, Nikoderiko – The Magical World. Tras su paso por PC, el juego debuta en PlayStation 5, Xbox Series X|S y Nintendo Switch, pudiendo descubrir con nuestro análisis sus principales características.
Su historia nos habla sobre Niko y Luna, dos mangostas buscatesoros que se embarcan en una nueva aventura hasta una isla mágica. Allí, tras superar diversos peligros y trampas, consiguen hacerse con el tesoro que buscaban, pero, cuando se disponían a cargarlo en su aeronave, aparece el villano Grimbald de la Compañía de Gemas Cobring para arrebatárselo. Tras un ataque inesperado, nuestros protagonistas se ven obligados a huir. Ahora, para salvar la isla y a sus tribus, tendrán que recorrer siete mundos únicos con la ayuda de sus amigos animales y derrotar al ejército de Cobring.
Se trata de una trama bien narrada y sencilla que nos da un motivo para viajar por toda la isla, enfrentándonos a todo tipo de criaturas, jefes y a los peligros que acechan en cada localización. No esperéis nada demasiado especial, si bien se agradece el tono humorístico que utiliza para que todo el mundo pueda disfrutarlo sin importar su edad.
En cuanto a mecánicas, estamos ante un juego de plataformas que ofrece tramos en 2D intercalados con otros tridimensionales. Aquí podemos desplazarnos lateralmente o en otras profundidades según el tramo en el que nos encontremos, saltar, planear, caer en picado, escalar por determinados sitios, rebotar por las paredes, coger objetos, lanzarlos o deslizarnos por el suelo para atacar y esquivar trampas, así como bucear e impulsarnos por el agua. En general son controles que funcionan bastante bien, aunque para nuestro gusto le falta algo de precisión para que fuera todavía mejor.
De vez en cuando encontraréis animales que podréis utilizar como monturas, teniendo cada uno de estos una serie de propiedades únicas que os ayudarán a completar los niveles de una u otra manera. Además, desde el mapamundi podréis comprarlos para invocarlos en los niveles y que os echen una mano.
Los enemigos, si bien no son demasiado variados a lo largo de la aventura, están bien diferenciados y tienen puntos débiles que debéis descubrir para evitar recibir daños al atacar. Algunos pueden derribarse saltando encima, otros atacándolos con el deslizamiento, sorprendiéndolos por la espalda, lanzándoles objetos o con una caída en picado, por poner algunos ejemplos. Lo mismo ocurre con los jefes, cuyos combates suelen ser más entretenidos y desafiantes. En general, todos los rivales suelen tener patrones de movimiento simples, por lo que no tardaréis demasiado en acabar con ellos.
En total contaréis hasta con tres corazones para superar un nivel, encontrando a lo largo del camino unos fuegos artificiales que funcionan como puntos de control. Comentar también que, al principio de la aventura, podréis elegir entre la dificultad fácil o normal para adaptarse a vuestras preferencias. No es un juego demasiado complicado, pero sí que os costará encontrar todos los coleccionables ocultos de cada fase.
Y hablando de coleccionables, estos son uno de los aspectos más destacados de la aventura. Quitando las fases de los jefes, el resto nos reta a conseguir cada una de las letras de la palabra NIKO, dos llaves y una gema. Tanto las letras como la gema se pueden encontrar registrando a fondo el nivel, estando más o menos ocultas, pero para las llaves debéis localizar unos barriles especiales que os llevan hasta un minijuego a superar. Los hay de tres tipos: acabar con todos los enemigos, recoger todas las estrellas o localizar la llave, teniendo para ello un tiempo bastante limitado. Pero tranquilos, si falláis siempre podéis volver a entrar en el barril para intentarlo de nuevo.
Si todo esto os parece poco, desde el mapamundi podemos visitar un taller en el que invertir todo lo que hemos conseguido, ya sea para hacernos con monturas o para comprar cofres normales y épicos. Estos cofres incluyen otros coleccionables, como personajes, entornos, conceptos y melodías que podemos ver y escuchar al visitar la tesorería.
El diseño de niveles también nos ha gustado, no solo por la variedad de situaciones que ofrece, ya sea buscando zonas secretas, siendo disparados por barriles, yendo bajo el agua, huyendo de peligros o viajando en vagoneta, por ejemplo, sino porque nos recuerda a juegos clásicos de plataformas como Donkey Kong Country o Crash Bandicoot. Es un título que muestra mucho cariño y mimo a la hora de realizar estos homenajes, si bien peca de ser poco original.
Un detalle que no queremos olvidar comentar es que puede jugarse tanto en solitario como en cooperativo local, manejando cada jugador a Niko o Luna. En el caso de jugar solos, siempre podemos cambiar el personaje que queremos usar desde el mapamundi. El cooperativo no siempre resulta demasiado cómodo por problemas con la cámara, pero se agradece el añadido para poder jugar en familia o con amigos.
La duración de la aventura es bastante extensa. No por lo que tardamos en completar la campaña principal, que puede dar para unas ocho o nueve horas, sino porque cada fase esconde muchos coleccionables que en una partida puede costar localizar. A todo ello hay que sumarle el resto a adquirir en el taller, lo que amplía enormemente el número de horas que dedicaréis al juego. Hay un total de siete lugares a visitar, cada uno con sus propias fases y un jefe esperando al final.
En el apartado gráfico estamos ante un título bastante vistoso, ya sea por los coloridos diseños de los escenarios, su gran variedad, los simpáticos personajes o por unos efectos que juegan muy bien sus cartas para ofrecernos distintas situaciones jugables. Quizás las animaciones podrían estar algo mejor, pero por lo general cumple con creces.
El sonoro también está a un gran nivel, con melodías compuestas por David Wise, a quien conoceréis por ser el compositor de la banda sonora de Donkey Kong Country, ofreciendo canciones que hacen uso de instrumentos tribales para darle un toque alegre y divertido. Los efectos cumplen sin más, sonando algunos de ellos por el DualSense en el caso de PS5, mientras que las voces nos llegan en inglés con subtítulos en español.
Nikoderiko – The Magical World es, en definitiva, un juego de plataformas divertido que ha sabido coger algunos de los mejores elementos de los clásicos del género para unirlos en un producto entretenido y pensado para todo tipo de públicos. ¿Es esto malo? Para nada, pero sí que se echa en falta de vez en cuando un poco más de originalidad que le otorgue una identidad propia. Lo mejor, la cantidad de coleccionables ocultos por su mundo, que resultan más desafiantes de conseguir.
Aquellos que hayan disfrutado con plataformas destacados del pasado, encontrarán en Nikoderiko un juego digno que los mantendrá enganchados durante muchas horas.