La desarrolladora Sad Owl Studios y la editorial Thunderful nos llevan a un misterioso viaje en primera persona que desafía la percepción y redefine la realidad para resolver puzles que nos permitirán avanzar y descubrir la verdad en Viewfinder. Ya disponible para PlayStation 5 y PC, estamos ante una experiencia para un jugador que jugará con vuestra mente para poder progresar mientras desentrañáis los misterios del pasado.
El juego cuenta con una historia que, sin ser demasiado destacable, cumple perfectamente su función de darle un sentido al todo mediante los documentos y audios que encontramos por los escenarios. Quizás es un tanto confusa en los primeros compases y la manera de contarla no es la más adecuada al romper el ritmo de la aventura, pero no tardaréis demasiado en seguir su hilo. No queremos entrar en detalles de la misma, ya que sería muy sencillo soltar spoilers que no queremos desvelar.
Pasando a sus mecánicas, Viewfinder es una aventura en primera persona que nos invita a explorar varias localizaciones en busca de teletransportadores que funcionan como pruebas donde el objetivo es muy simple: localizar otros teletransportadores que nos ayuden a salir del lugar tras resolver los puzles que allí nos esperan. Suena sencillo, pero nada más lejos de la realidad. Aquí os tocará alterar la realidad utilizando pinturas, bocetos o postales, por poner algunos ejemplos, para abrir nuevas rutas que os lleven a completar dicho nivel.
Todo esto da lugar a unos puzles realmente divertidos de resolver, muy interesantes y, por lo general, con un alto grado de libertad, donde no solo tenemos que tener cuidado de no borrar el panel de teletransporte de huida, sino también de colocar estos objetos en la posición correcta para manipular la realidad de una forma que se adapte a nuestra necesidades. Pero tranquilos, si cometéis un error siempre podéis retroceder en el tiempo, apareciendo aquí una línea que marca los puntos donde hemos realizado los cambios importantes.
Hemos de comentar que, si cometéis una serie de errores de manera continuada, el sistema nos sacará de dicho puzle, dando lugar a un error que nos obligará a reiniciar todo el mecanismo para que podamos continuar.
Al principio los puzles son fáciles, pero poco a poco ganan en complejidad añadiendo nuevos elementos jugables, como una cámara de fotos de carrete limitado con la que sacar nuestras propias instantáneas para sacarle provecho a ciertos objetos, hacer fotocopias, la capacidad de desbloquear nuevas rutas jugando simplemente con la perspectiva, cargar una plataforma mediante cierto número de baterías, darle energía mediante el sonido o bien tener que activar interruptores mediante palancas sin eliminar el cableado, entre otros. No deja de sorprender a cada paso, haciendo que el viaje sea muy ameno.
Los más complicados, al menos a nuestro parecer, son una serie de desafíos opcionales que os harán estrujaros la cabeza hasta dar con la solución, siendo normalmente accesibles tras completar otros de la zona. En el caso de que os quedéis un poco atascados, recomendamos prestar atención a las grabaciones de audio y los documentos repartidos por los escenarios, los cuales suelen dejarnos pequeñas pistas para avanzar.
Sí que hemos echado en falta que se les saque más provecho a las distintas mecánicas que se nos van presentando a lo largo de la aventura, donde quedan abandonadas tras superar ciertos desafíos. Es algo que hubiera añadido un plus de dificultad a un título que, por lo general, es bastante sencillo, además de intentar alargar un poco más nuestro viaje.
En cuanto a escenarios, las localizaciones de Viewfinder no son demasiado amplias, pero sí que hacen explorarlas a fondo hasta dar con una solución a los problemas que se plantean, ya sea para buscar alguna foto, dibujo, batería o algo que nos permita avanzar. Aunque eso no es todo, ya que encontraréis diversos documentos, audios y post-its que os ayudarán a profundizar en su historia y descubrir los misterios que oculta el juego, así como diversos coleccionables en forma de objetos que le añaden algo de rejugabilidad.
También hay una serie de minijuegos que, si bien no tienen un peso argumental o importancia a la hora de avanzar, nos invitan a participar en ellos de forma única para desbloquear algún trofeo/logro o simplemente por curiosidad.
El problema de Viewfinder es su duración, donde contamos con pocas localizaciones a visitar, cada una con una serie de teletransportadores que sirven como los desafíos y dan para unas cinco horas de juego. Todas están interconectadas entre sí mediante una especie de monorraíl, aunque como es lógico antes de desbloquear nuevas zonas tendréis que ir completando los puzles que se ofrecen. Más allá de esto, algún reto opcional o los coleccionables, no hay mucha rejugabilidad.
Un aspecto que ya nos llamó mucho la atención en los tráilers fue su apartado gráfico. Quizás no sea un portento técnico, pero el poder utilizar las fotografías y dibujos para adaptarlos al mundo que ya vemos nos ha parecido increíble. Esto, además de permitirnos explorar los escenarios más a fondo, a veces nos ayuda a descubrir un mundo dentro de otro, cambiando incluso el aspecto por algo retro o de dibujos animados, por poner ejemplos. Por si fuera poco, funciona con mucha fluidez en todo momento.
En el sonoro tenemos una buena selección de melodías relajantes que acompañan bien nuestro viaje y los puzles, unos efectos trabajados, una interpretación de las voces en inglés bastante buena y una traducción al español que cumple sin muchos alardes.
Como conclusión, Viewfinder es una aventura de puzles en primera persona que nos ha encantado y que seguro atraerá a los amantes del género por su original y elaborada propuesta. El juego no deja de innovar a lo largo de la aventura incorporando nuevas mecánicas, aunque quizás éstas no se sientan del todo aprovechadas para ofrecer unos puzles más complejos. Por otro lado, la duración es algo más escasa de lo que nos hubiera gustado.
Aún con sus problemas, nada nos ha impedido disfrutar de este increíble título de principio a fin, tanto que nos hemos quedado con ganas de más.