Ayer, Dune: Spice Wars lanzó la actualización Conquest, la más importante hasta la fecha para este juego de estrategia en tiempo real 4X. Gracias a los escenarios, ventajas y desafíos únicos del modo Conquest, cada partida es una nueva batalla épica por alcanzar la cima de la cadena de suministro en Arrakis. Este desafío para un jugador es único y altamente rejugable. Además, requiere destreza para mover los hilos adecuados en todos los frentes, desde la política y la economía hasta la intriga y la guerra.
La actualización Conquest es la 4ª gran actualización del acceso anticipado de Dune: Spice Wars y es la última antes del lanzamiento completo del juego.
El modo Conquest te anima a experimentar con nuevos estilos de juego para cada una de las casas principales, expandiendo las posibilidades de ganar utilizando nuevas y poderosas habilidades únicas. Cada partida se desarrolla de forma diferente y se tarda unas 10 horas en completarla.
Más allá de esta gran novedad, la actualización ofrece mucho más. Se han ampliado y mejorado los tutoriales, haciendo que el aterrizaje en Arrakis sea mucho más sencillo para los recién llegados. Los principales ajustes y añadidos abarcan casi todos los aspectos del juego, con mejoras en el espionaje, una revisión de los asesinatos, mejoras en la economía y una revisión de las armas nucleares y la gestión de recursos.
Además de todo lo anterior, la actualización Conquest incluye nuevas regiones, un nuevo edificio exclusivo para cada facción, mejoras en la calidad de vida, una interfaz de usuario renovada y nueve canciones inéditas.
La actualización Conquest es otro salto cualitativo en un trabajo que comenzó hace casi un año con el acceso anticipado: establecer el escenario perfecto para el drama épico y despiadado que se desarrolla en el centro del universo, Arrakis. Se han perfeccionado todas las piezas que hacen que Dune: Spice Wars sea un juego único: equilibrado de todos los sistemas, la intriga y el espionaje, un combate brutal, la política del Landsraad, el tráfico de especias y la amenaza siempre acechante de la propia Arrakis.